LEYENDA SOBRE EL ORIGEN DE LOS MUISCAS
En una época no había nada sobre la tierra. La
primera que la habitó fue una mujer joven y fuerte que salió de la
laguna de Iguaque por entre la niebla helada y el viento sonoro del
páramo. Se llamaba Bachué y llevaba de la mano a un niño de tres años.
Ambos bajaron al valle y construyeron una casa donde vivieron hasta que
el niño creció y pudo casarse con Bachué. Tuvieron muchos hijos (a veces
Bachué tenía cuatro o seis a la vez), con lo que comenzó a poblarse el
territorio muisca. Bachué le enseño a cultivar la tierra y a adorar los
dioses. Después de muchos años, Bachué y su esposo, ya viejos,
regresaron a la laguna de Iguaque donde se despidieron de la multitud
que, llorando, los veía partir. De repente los ancianos se transformaron
en don inmensas serpientes y desaparecieron bajo las aguas tranquilas
de la laguna. Bachué se convirtió en la diosa de la fertilidad, la que hacía que la tierra diera frutos y las familias tuvieran muchos hijos.
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